EL GUETO




     El 12 de octubre de 1940 la radio polaca dio un comunicado por el cual todos los judíos de Varsovia tenían, hasta el día 31, para desplazarse y concentrarse en el barrio destinado a ellos por las autoridades alemanas. Al vencerse el plazo los portones del gueto se cerraron y fueron vigilados por cuerpos de policía alemanes, polacos e incluso judíos. Los muros medían tres metros de alto y sobre ellos había un metro de alambre de púas para que nadie osase intentar escapar de él. 350 mil personas quedaron encerradas en apenas 403 hectáreas, el dos por cien del territorio de la capital polaca.

     El gueto recibió constantemente nuevos refugiados a la vez que los alemanes lo achicaban cada vez más. La desproporción entre la creciente población del gueto y su menguante superficie ocasionó epidemias, hambre y miseria. La población judía agonizó durante años. Aparentemente podía llevar una vida normal (ir a ver a los amigos, comprar el pan, tomar un café e incluso ir al teatro y elegir el idioma de la función) pero realmente estaba encerrada en una enorme prisión al aire libre.

    En el gueto solo trabajaba uno de cada 138 hombres. La mayoría de los judíos trabajaban en fábricas alemanas, confeccionando trajes militares y fabricando armas. Desarrollaban sus actividades en el sector ario, en las vías férreas, en fábricas de armamento o en establecimientos militares. Algunos de éstos obreros se transformaron en contrabandistas de mercancías.

     Los judíos del gueto recibían menos alimentos de los necesarios para garantizar su supervivencia, viéndose obligados a la mendicidad. Los principales mendigos fueron los niños. Todos debían llevar obligatoriamente un brazalete con el "Maguen David" o "Estrella de David". Éstos eran muy demandados ya que si los alemanes veían a algún judío portando un brazalete sucio o arrugado lo molían a palos en plena calle.

     Se formaron una serie de centros de protección social para ayudar a los más necesitados, sobre todo a los enfermos, a los huérfanos y a los niños. También se crearon establecimientos educacionales clandestinos para que los jóvenes continuaran sus estudios pese a la crudeza de la guerra.

     Los partidos y movimientos del gueto publicaron numerosos periódicos clandestinos. Esta prensa contrarrestaba las campañas alemanas para crear confusión entre los judíos, consiguiendo levantar el ánimo de sus lectores y estimulándolos para resistir y hacer frente al enemigo alemán.